Es muy probable que Canarias cierre este 2016 con un nuevo récord, el de 14 millones de turistas que nos habrán visitado al finalizar el año. La cifra, así en frío, igual no dice demasiado en un destino líder como el nuestro, acostumbrado como está en estos tiempos de bonanza a romper marca tras marca, pero yo prefiero interpretarla como 14 millones de prescriptores para las Islas, 14 millones de oportunidades para seguir teniendo un sector fuerte y competitivo. Muchos de esos turistas no nos habían elegido en un principio y nos han llegado este año por primera vez, huyendo de la inseguridad de algunos de nuestros competidores, afectados lamentablemente por complejas y no deseadas circunstancias sociopolíticas.
Para ser líderes no solo es necesario sumar turistas que nos visitan. Para ser líderes, los hoteleros estamos inmersos en complejos procesos de renovación, parciales o totales, de nuestros complejos turísticos. Con ese objetivo no dejamos de empujar el carro para contar con unos instrumentos de ordenación –Planes de Modernización y Mejora– que nos permitan llevar a cabo estas intervenciones tan necesarias. Pero todo esto sirve de poco si estas acciones no van acompañadas de la correspondiente inversión pública, fundamental para tener Canarias en perfecto estado de revista. Porque no nos olvidemos de que invertir en turismo significa también invertir en el bienestar de nuestra sociedad; hablamos no solo de playas o paseos marítimos, las infraestructuras turísticas también son carreteras, jardines, puertos y un largo etcétera.
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