Desde que estudiábamos en el colegio nos inculcaron erróneamente que las actividades deportivas y extraescolares eran la maría de las materias. Desafortunadamente, en nuestra cultura no se le da la importancia debida a la práctica del deporte activo desde muy temprana edad. Nuestras instituciones rara vez han repartido los recursos de forma equitativa a las distintas modalidades deportivas desde la base. En Canarias, cuando se subvenciona el deporte se hace a los grandes clubes de fútbol o de baloncesto, o se promocionan algunos eventos deportivos en el exterior con cantidades ingentes de dinero como los torneos nacionales de tenis o patrocinios de nuestra marca Turismo de Tenerife en el Campeonato Mundial de Motos.
Si esto lo extrapolamos al motor que mueve nuestra economía, el turismo, nos ocurre algo parecido, ya que hasta el momento no hemos sabido explotar y exportar la infinidad de productos, negocios y eventos turístico-deportivos que podríamos desarrollar en Canarias a todos los niveles desde el ámbito local, nacional e internacional.
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