Esto va acompañado de un tratamiento más audaz en la comercialización de géneros del sector primario, incluso destinados a la exportación, pero, como se dice en términos de estrella Michelín en cocina: ¡lo duro no es conseguirlo sino mantenerlo!
Los derivados lácteos y el queso o las referencias vitícolas de las diversas denominaciones de origen, como ejemplo de punta de lanza, han experimentado un formidable salto cualitativo en los últimos años en la adaptación de criterios de marketing y comercialización; una inercia que han seguido sectores como los del gofio o la miel.
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