En estos días de Carnaval me he puesto a reflexionar sobre el poco partido turístico y comercial que en Canarias le sacamos a nuestras fiestas populares, como es el caso del Carnaval y las fiestas tradicionales en general. En nuestras islas escaseamos de actitud comercial y nos cuesta vender los activos lúdicos que forman parte de nuestra idiosincrasia y cultura, además de generar riqueza rentable en torno a nuestros festejos. No creo que haya fiesta lúdica en el mundo que pueda superar a nuestro Carnaval en esencia, tradición y originalidad, complementado con una gran dosis de seguridad y civismo urbano.
Considero que es primordial trasmitir y hacer llegar la esencia de nuestro Carnaval a turistas y visitantes, y bajo mi modesto punto de vista no estamos siendo capaces de hacerlo. Tampoco hemos sabido comercializarlo de manera adecuada. La única opción organizada que tiene nuestro turista es comprar una excursión de mediodía para acudir al Coso de Santa Cruz de Tenerife. Esta excursión se traduce en el trayecto de guagua de ida y vuelta desde el Sur para disfrutar de un apoteósico y colorido desfile de Martes de Carnaval desde las 2 hasta las 6 de la tarde.
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