Hemos llegado a un punto en el que el valor corporativo de las marcas, y más aún en el sector turístico, ha pasado algunos límites. Revisando constantemente las informaciones del sector turístico, nos damos cuenta de que el sentido de las redes sociales (recalco lo de “sociales”) ha pasado de ser un nuevo posible canal de comunicación e interacción con nuestros clientes a un escaparate de pura venta constante, perdiendo todo el sentido y, por supuesto, también efectividad.
Actualmente existen grupos hoteleros muy dinámicos, que no solo buscan que el cliente satisfecho logre colocar un comentario positivo en la red social del hotel sino que además trabajan acciones que complementan y fomentan la participación web de los usuarios en un tono de humor.
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