Cada vez que entro en el hotel, cuando tengo cita previa con la dirección, en lo primero que pienso es en cómo será la persona que dirige el establecimiento, qué sentirá, cuáles son sus miedos, sus sueños, esperanzas, interrogantes… pero sobre todo me viene a la mente un aspecto concreto por encima de los demás: si cuando era niño o niña deseaba dirigir grupos de personas y tener sobre sus hombros una responsabilidad de este tipo.
Llega el momento del encuentro, nos estrechamos las manos, sonrío y analizo las primeras sensaciones que se producen de modo bidireccional, esperando la emoción de encontrar un facilitador del aprendizaje que acompañe al otro en una búsqueda de su capacidad de aprender para generar nuevas respuestas a situaciones en las que se enfrentan en los diversos ámbitos de su vida empresarial.
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