Les propongo un ejercicio: acudan a la hemeroteca de Canarias y resuman los dos últimos años de los principales hitos del conflicto político empresarial en torno al hotel RIU Oasis de Maspalomas. Además de entretenerse unas horas, el repaso a estos titulares los conducirá a una primera conclusión, al menos es la que yo he obtenido: lo que tocan algunos políticos es resultado seguro de parálisis.
Desde que el Cabildo de Gran Canaria iniciara los trámites para declarar BIC la zona donde se ubica este establecimiento turístico, en abril de 2013, con el consecuente freno a los planes de RIU para demoler el inmueble y construir uno nuevo hasta hoy, este asunto se asemeja a un guion de novela mala, de culebrón televisivo, si quieren. Tenemos a este importante grupo empresarial español volcado en la renovación de una de sus instalaciones hoteleras de Gran Canaria y para la que está dispuesto a invertir una importante suma de dinero; tenemos también a quienes supuestamente deben agilizar los trámites burocráticos y velar por la legalidad vigente (las instituciones), pero que visto lo visto solo ponen obstáculos al proceso; y tenemos incluso al personaje histórico, Cristóbal Colón, que según algunos estudios recaló en esta zona de la isla y al que deben estarle pitando los oídos en su tumba de la catedral de Sevilla.
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